Tu boca… el centro de mis pasiones y mis anhelos. Horriblemente deseada, tristemente consentida. Mala boca, diabólica boca, perversa boca.
Me mantienes en vilo desde el alba, con tus sonrisas, tu seriedad, tus palabras y silencios. Ésa que me mata a ratos y me devuelve a la vida para dejarme caer en el más profundo de los abismos.
Tu boca…
Caliente, húmeda, plena e incansable. Emite sonidos que me hacen hervir la sangre y pone palabras a las pasiones mas ocultas de mi cuerpo. Tu voz, regalada desde tu boca, me abraza y me tortura en mis noches de desenfreno. Y digo bien, me tortura hasta casi querer morir, porque tus palabras son crueles y perversas, y me hacen gozar a cada paso por el que me conduce tu senda.
Tu lengua…
Tu boca alberga la mayor de mis carceleras. Tu lengua… Esa que sabe presionar en el punto justo mi cuerpo lleno de deseo. Lo conoce como si lo hubiera moldeado con su fuerza y su saliva. Mi piel bañada en esa saliva que la corroe como ácido y llega hasta el tuétano. Delicia de compañera en las mañanas de ansia por parte de mis zonas íntimas, allí donde me queman tus palabras va tu lengua a apagar el fuego…
Pon tu boca allí donde te señala mi calor, regálame esa saliva que acompañará mis humedades pervirtiéndome la piel de mis zonas prohibidas para la mayoría. Haz magia con esa lengua, que pronunciando las palabras exactas haces que me derrumbe y entregue mi sexo a las pasiones de una mente mil veces consumida por el fuego de mis entrañas.
Allí donde ardo, allí donde te necesito, allí oculto entre mis piernas. Piel suave, cadencia de movimientos…
Allí necesito tu boca…
Comments 1
Hmm… Francamente bueno.
Está claro, las palabras también son sexo oral. A mi me gusta casi tanto como el otro. 😀