Te voy a decir algo… y no rías. Sé que no lo esperas, ni yo misma lo sabía. Esta noche, solo por esta noche… quiero que me ames…
Rematando mis pies, unas pequeñas zapatillas con pompones suaves en el empeine… Hazte cosquillas en la nariz con ellas, empieza de abajo a arriba. Besa mis dedos en medias escondidos, descálzame y acaricia la planta. Con el pequeño tacón, araña la pierna. Hazlo por el interior, para separarlas. Llega hasta el encaje negro de la media, y levántalo con él. Tira y observa como cede bajo el tacón, imagina que es tu mano la que entra bajo la media y acaricia la piel calentada por tus besos. Susurra contra mi piel allí en la rodilla que me deseas, que quieres que sea tuya…
Lame el hueco de mi rodilla. Hueco poplíteo, se llama. ¿Lo sabías? Es el lugar de mis pasiones secretas, allí pongo siempre perfume esperando a que acuda tu boca a probarlo. Allí deseo tu boca. Y desliza los dedos hasta la zona donde la carne se exhibe sin media, donde el camisón no llega, donde los muslos tiemblan por sentir las yemas calientes. Esa piel necesita tus labios mojados, tu lengua atenta subiendo hasta mi entrepierna… Sube los dedos, y al hacerlo desliza la tela, descubre mis nalgas escondidas bajo el negro satén. Allí las braguitas dibujan la curva de los montículos bronceados de mi culo, las formas plenas y prietas que se unen a mis muslos en una línea que nunca coge sol en la playa…
Aparta mis cabellos y besa mi cuello, y presiona mis entrañas hasta sentirte dentro. Dime que me amas mientras tus caderas juegan con mi cuerpo, susúrrame esas cosas para llevarme al cielo.