¡Mírame bailar! Y sufre…
Aquí arriba soy la reina. Deséame y muere por mis huesos. No volverás a tocarme, eso me lo he prometido. ¿Has creído que porque una vez me dejé seducir va a tenerme disponible? Imbécil…
Sufre… sí. Siente tu erección y muérete de ganas. No volverás a enterrar tu polla entre mis piernas, no volverás a disfrutar de mis humedades. Mira ahora como me contoneo, mira como se mueven mis caderas. Esas caderas que aferraste mientras gozabas de mi cuerpo, mientras te dejaba hacer… Esas caderas que nunca más volverás a besar, ni lamer, ni morder.
Si… deséame y sufre. Obsérvame y tiembla. Aguanta las ganas como yo me aguanté cuando no me corrí con tu lengua. Una vez me la haces, amiguito. Dos… ni de coña…
Si quieres restregar ahora tu bragueta contra algo va a tener que ser contra una de las columnas, porque mi culito te está vetado. Si quieres unas tetas en tus manos busca otras, porque mi escote se mira, pero no se toca. Sé que miras mis braguitas desde abajo, y no me importa. Lo que me encanta es que te llegue mi olor y no sea mezclado con el de tu esperma, como la otra vez. Mucho cuerpo, chaval, pero poco seso para retenerme. Con lo fácil que habría sido querer hacerme correr…
Sí… caliéntate. Así te quiero. Así estarás toda la noche, pensando que al final de mi turno me subiré contigo en el coche. Sí… ponte cachondo, mantente tieso… que quiero que te duela cada vez que vislumbres mi culo asomar bajo la falda. Observa mis tacones, e imagina como se te clavan…
¡Hierve… cabrón! Moja el pantalón vaquero, pon perdidos los calzoncillos. Que te queme la espalda y los muslos, que la punta del capullo te lata con fuerza. Te quiero entregado solo al ritmo que te marco con las suelas de mis botas sobre la tarima forrada en fieltro rosa.
Vigila las luces que adornan mi piel al chocar con la bola de mil espejos, desea vestir tu cuerpo con la purpurina dorada que adorna el mío… Imagina mi sudor prendido de tu boca, imagina mi saliva resbalando por tu polla tiesa. Deléitate, que es lo único que te queda.
Y cuando me hayas follado mil veces ahora, mientras me miras, córrete… Tu polla ensartada en mis entrañas mientras bailo apoyada contra la tarima; mi boca regalándote el goce supremo en el baño de la discoteca; mi culo contoneándose frente a tu pelvis ofreciente consuelo mientras tú te la machacas… Imagina lo que quieras, imagínalas todas. Pero imagina… y luego quédate con las ganas.
Sí… duro toda la puta noche…
Y luego con dolor de huevos… hasta el alba…
Comments 4
Me gusto Magela, me ha gustado.
Quien pudiera ser el afortunado, que recibiera tremendo castigo..aunque fuera con el mismo resultado.. Yo me ofrezco a pasar por esa penitencia
El poder femenino. No tocarnos duele (también el los huevos).
Brindo por el dolor de huevos!!! bien merecido que lo tenía…