Las llamas de las velas se apagaron con el aire que se escapó de los jadeos de mi boca, y me dejaron a oscuras mientras me consumía en el placer que provocaba su carne al entrar en la mía.
Las llamas de las velas se apagaron con el aire que se escapó de los jadeos de mi boca, y me dejaron a oscuras mientras me consumía en el placer que provocaba su carne al entrar en la mía.