¿Dónde dices que quedaron tus zapatos de tacón?
Tus pies me cuentan que te cansaste de llevarlos, tras el peso de los años y los tobillos torcidos. Desilusiones pasadas, amores resquebrajados. Ellos, un triste día de otoño, me confesaron que los arrojaste contra la puerta que se cerró al escaparse él de tu lado. Dejaron una fea marca en la madera, e incluso creo que uno se estropeó.
Me dicen, en susurros, que aquella vez estuviste mucho tiempo llorando. Y que, aunque intentas que no se entere nadie, llevando bailarinas en vez de tacones altos, por las noches sigues rompiendo en llanto.
Me cuentan que echan de menos esos zapatos. Eras feliz cuando te veías sobre ellos, cuando andaban tus pies a su lado. Cuando… tras un intenso beso, te descalzabas justo al borde de la cama, y se arremolinaba el resto de la ropa, tuya y de él…
No sé donde han quedado esos preciosos zapatos rojos, alegres como la risa que ahora no te escucho.
Tus pies me gritan que no eres feliz, encogidos bajo tu cuerpo en el borde del sofá. Aun no lo han hecho tus labios…