Bola 8

magela Cartas de mi Puta y Otros Cuentos Eróticos, Otros Relatos Eróticos 1 Comment

Partida de bola 8, te llevo tres de ventaja. No te lo puedes creer. Cuando la bola ha entrado en la tronera tras dos toques de banda el sudor te ha corrido por la espalda.

          Eres una hija de puta.- me dices, agarrando tu taco y estrujándolo contra el suelo como si fuera una colilla en el cenicero.- Tú sabías jugar a ésto…

          ¿Tú crees?

Le pongo tiza a la punta y retiro el exceso con un soplido ante tu cara. Estás dolido… se te nota en la mirada. Ya te veías metiéndote en mis bragas cuando me ganaras y perdiera la apuesta. Es lo que tiene que fueras tan prepotente, sólo pensabas con la bragueta mirando mi culo enfundado en el ajustado pantalón vaquero. La sorpresa que te has llevado, ni me preguntaste si sabía jugar…

          Una apuesta- me dijiste.- Ahora te pago las copas… pero si gano la partida, tú pagas los condones.

          ¿Y la habitación de hotel, quien la paga?- te había contestado.

          Te quiero follar en el baño…

Entonces te imaginé empotrándome contra los azulejos sucios del cuartito que teníamos que compartir hombres y mujeres en ese antro. Al dueño nunca se le ocurrió poner uno de mujeres, no solían frecuentar una sala de billar tan viciada. El de señoras ahora era almacén de cerveza.

Te imaginé bajándome los pantalones, loco por mi coño; darme la vuelta y aplastar tu verga en la entrada estrecha que te ofrecían mis nalgas. Me imaginé el resoplido de mi boca al sentir algo que no era tu polla meterse en mi raja… ¿Mi puto taco, desenroscada la otra mitad fina? ¿Dónde coño has dejado la otra parte de mi taco? ¿Sabes cuánto cuesta mi puñetero taco de billar?

          Claro que lo creo…- me dices.- ¿Acaso no has apostado sabiendo que perdería?

          Sería una hija de puta si hubiera apostado algo si ganara… Pero no lo hice. Y sin embargo tú lo que querías era emborracharme, por si acaso…

En tu cara no se dibuja un ápice de remordimiento. Sin embargo, continua la rabia. Y el deseo… ¡Joder, cómo me deseas!

En mi siguiente tacada meto dos bolas rayadas. Golpeas el suelo con rabia con el taco y miras a los jugadores de las otras mesas, que se ríen abiertamente de tu impotencia. Me conocen en esta sala, saben que no suelo perder una partida. No suelo, eso no quiere decir nunca…  Y que extrañamente tú no sabes coger bien ni el taco. Bebo un sorbo de mi vaso de tequila. Aunque pedí un chupito tú te encargaste de que fuera algo más cargado. Iluso… pensar que se me puede emborrachar con tequila…

Me queda una… y la negra.

          ¿Dónde la quieres?- te pregunto, regodeándome en tu sufrimiento…

          Donde más rabia te dé- me dices, con desdén. Agarras tu cerveza y terminas de beberla de un trago. Te recolocas con la mano derecha la entrepierna aun dura, y te dejas caer en una destartalada silla de aluminio.

Frustrado… Tu pierna se mueve inquieta contra el suelo, lleno de ira. Y me miras desde abajo, ardiendo y consumiéndote sin remedio. Miras mi culo y mis piernas. Miras mi cintura y mis tetas… Mis labios…

En ese baño, empotrada contra los azulejos, esperando la llegada de tu polla lasciva y sedienta de los jugos de mis entrañas. Esa polla que siento a las puertas de mi coño, ese capullo que me quema con la piel tersa y resplandeciente de una tremenda erección. Una dolorosa embestida y soy tuya, empalada. La disfruto como si fueras a desaparecer, gimo contra la pared mientras tus caderas bombean contra mi culo, y mi vagina recibe de buen grado ese trozo de carne endurecido que me ofreces…

          Dime una cosa- te pido mientras rodeo la mesa y me coloco frente a ti, apoyada en la banda derecha y el taco profesional entre las piernas.- No sabes apuntar decentemente, ni coger el taco con soltura. ¿Por qué retarme?

Me giro y te ofrezco la mejor visión de mi culo enfundado en vaquero que le he ofrecido a nadie. A pocos centímetros de tu cara, con mis tacones de aguja sosteniendo mis piernas levemente separadas, una rodilla más flexionada que la otra, la espalda recta y las tetas casi rozando el tapete. El taco roza un momento mi muslo y se separa. Observas mis mano aferrar la madera y te imaginas que es tu polla la que aferro de esa manera tan contundente.

          Última a centro- te anuncio, apuntando con la punta del taco el agujero justo frente a mí. Sé que no es necesario anunciarte bola a estas alturas, pero me apetece ser más chula todavía.

Golpe seco, colocando bola, la blanca choca y se queda en su sitio, preparada para el toque final. La rayada a tronera suavemente. Tu cara de asombro me encanta… Y tu paquete continúa latiendo en tu pantalón vaquero… duro y tieso… Perfecto para montarte ahora mismo en esa puta silla. Sacar esa polla de tu bragueta y sentarme a horcajadas con mi vaso de tequila en una mano y mi taco en la otra, darte de beber de mis labios y hacerte chupar el taco mientras te cabalgo lentamente… a la vista de todos…

          Termina ya, ¿quieres?- me pides, levantándote de la silla y apoyándote en la mesa justo a mi lado. Tu brazo pegado a mi brazo, tu muslo al mío… Tu ojos ardiendo profundizando en mis pupilar, abrasándolas…- Te desafié porque pensé que pedirte solamente follar no iba a ir contigo. Tal vez te darías cuenta de lo majo que soy en una partida algo más igualada, pero cuando me estás machacando a base de bien se me quita el humor al perder todas mis posibilidades de impresionarte.- Continúas mirándome… tu mano aferra la mía y la colocas allí donde tu polla se roza con la mesa, para que note su dureza y lo predispuesta que está a la marcha.- Me habría encantado follarte…

Me zafo de tu mano. Noto la decepción en tu cara, que baja y cierra los ojos… Sabes que solo tengo que meter la bola 8 para perderte de vista, y he dejado la blanca bien colocada para ello. De reojo me ves colocarme al otro lado, enseñándote mi escote. Resoplas… Me agacho y observo la bola… y sin creértelo, me ves coger la negra, llevármela a la boca y darle un lametazo largo y lento alrededor del ocho…

Sabes lo que significa… Te he regalado la partida… 
          Pero,- te digo, mientras suelto la negra en cualquier tronera, menos en la que va, claro…- tú  pagas los condones…

Comments 1

  1. ANTONIO

    Me ha encantado, pues una vez más en esta puta vida llena de machitos, demuestras que las mujeres por lo general, llevais las riendas de la situación: hay tanto capullo que va diciendo «HE LIGADO» ¿Infeliz? te han dejado ligar.
    Besos húmedos de tu amante TONYMORENO31

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