Sí, es verdad, soy mala.
Me quemo en las mentiras de tus palabras, pero no me importa. Las verdades a medias en el sexo tampoco son buenas, por no decir que las palabras completamente ciertas pueden hacer igual de daño. Si no hay nada establecido, ¿qué es verdaderamente lo correcto?
Refugiarme en tus deseos para no indagar en los míos, mucho más perversos…
Mantener mis sentidos ocupados con cualquier parte de tu anatomía para librarme de la maldición de mi imaginación enfermiza.
Hacer tus deseos mis deseos, por el placer de no indagar en mis huesos…