Soy Deseo

Soy deseo, lo sé. Así me siento… Me gusta que me desees y que mueras por enterrarte en mis carnes, húmedas ante tu recuerdo. Tus instintos más básicos se encienden cuando me encuentro cerca, o simplemente muy lejos. Y saberme, aun así, deseada… estremece la piel que se arquea al …

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Excitada

¡Dios! Estar caliente en mi cama, retorcerme y sentirme mojada entre las piernas… Arder y sudar, temblar y desfallecer. ¡Y desearte! Sí… Desearte… Desesperada por sentirte enterrar en mí, ansiosa por perderme en tu lujuria. Cachonda… completamente cachonda. Y no lo niego… Así me tienes porque así me has puesto, …

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Estúpido

Mis dedos estaban moviéndose frenéticamente sobre mis pliegues, entrando y saliendo del coño, arrancando jadeos y estremecimientos  a mi cuerpo… No me quitabas ojo de encima, y lo disfrutabas como si fuera tu polla la que recorriera mi entrepierna. Babeabas con mis carnes expuestas, con la boca abierta y la …

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¿Celos?

Celos… No, eso no es lo que siento. Voy a ser ahora sincera, que ya viene haciendo falta, contigo. No son celos, pero casi. Si fueran celos implicaría que tengo miedo. Simplemente, me molestas. No pierdas más tu tiempo pensando que me intimidas. No van por ahí los tiros… Para …

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Derrámate

¿Sexo oral? ¿Sólo?  Sí… sólo sexo oral… Pero no es poco. ¿Cómo pensar que algo tan perfecto puede ser considerado escaso, o necesitar un complemento? ¿Cómo mejorar el éxtasis de las partes corporales, destinadas a encontrarse una y mil veces, sea donde sea, por el mero placer de la unión …

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Desearte… y pecar.

–          Estás muy mojada, Cielo. –          Especifica… Estoy muy mojada, por ti. Y sí, lo estoy. ¿Cómo no estarlo? Cuando llevo interminables minutos sintiendo las caricias de tus ojos sobre mi piel, mientras me observabas desde el otro lado del local, donde degustabas una copa, devorándome con la mirada,  pausadamente. …

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La buena amiga

Perdona, ¡por Dios! Perdona… Fui estúpida; lo sé, y lo siento. No sé cómo me dejé llevar, no sé cómo se me ocurrió hacerlo… ni cómo me atreví. Es verdad, lo confieso. Hacía tiempo que lo deseaba…  Mirarlo era en sí ya pecado, y continué observando. Pero nunca debí pasar …

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