Cajas vacías.
Vale. La caja estaba vacía. ¿Y qué? No era tan difícil empezar a llenarla. Había cientos de cosas en aquel despacho donde había pasado casi la totalidad de su vida adulta. Ahora, con mas de sesenta años cumplidos, y demasiadas arrugas en el rostro como para contarlas con la misma …