Dormita a mi lado, tras la batalla, amante mío. Mereces el descanso del luchador agotado, y mi cuerpo caliente desea dártelo. Duerme tranquilo, que yo velaré tu sueño, y observaré las facciones de tu rostro hasta que el alba decida despertarte. En darte la vida nuevamente, con las fuerzas recuperadas, se afanará mi boca con los primeros rayos. Estira tu …