Mis labios marcaron una lasciva sonrisa mientras te observaba desabrochar los botones de los puños de la camisa, y le dabas varias vueltas para apartar la tela de las muñecas. Acto seguido sacaste el cinturón de sus presillas, con un fuerte tirón que me dejó sin aliento. Me quedé prendada de tus manos al hacerlo, y del gesto con el …