Una mesa de comedor es solo una mesa hasta que roza mis nalgas… Cuando tú, después de besarme apasionadamente, dejas caer mi cuerpo sobre la madera. Entonces, esa mesa, pasa a ser, irremediablemente, la confidente de nuestra lujuria y la cómplice de nuestros placeres. Cuando tus manos dejan de estar bajo mis muslos aprisionándome contra tu pelvis… esas manos se …