La puta se sienta en la silla del escritorio de su habitación de hotel. Está cansada, ya está amaneciendo. Quiere dormir…
Pero necesita escribir antes de irse a la cama. Ya tiene el papel a mano y un boli de propaganda del bar donde ha estado bailando. Está desnuda, con las piernas abiertas a horcajadas sobre la silla. Solo lleva los zapatos puestos… unos incómodos zapatos de color negro.
Sé que está muy liado, pero me gusta recibir noticias tuyas. Me encanta saber que te acuerdas de mí, que piensas en mí, que sueñas conmigo… Que cuando follas es mi rostro el que miras, el que besas…
Dime que te gustaría estar conmigo, pero que no puedes. Que el trabajo te tiene muy absorbido y que por eso no podemos vernos. Dime que no hay otra mujer, aunque sea mentira… Que solo me deseas a mí, que solo quieres despertar en tu cama conmigo.
Me hace feliz… Me pone cachonda.
Me gusta salir a comprar y elegir ropa para ti… Ropa que no tenga purpurina, que pueda dejar marcas en la tuya al llegar a tu casa. Camisas con escote amplio, que marquen mis pezones y que al verlos se te ponga dura. Ropa interior de encaje, medias con liguero, lápices de labios con sabor a fresa y chocolate… Ropa elegante, distinguida. Que te folles a una buena puta y no a una cualquiera…
Quiero comer fresas de tu boca. Quiero beber tequila de tu ombligo y lamer la sal de tu polla. E imaginar cómo me vas a dar a probar el limón…
Ni te imaginas la de cosas que vamos a hacer juntos…
Ni te imaginas.
Pero imagina, y cuéntame lo que quieres hacer conmigo, por favor.
Cuéntame cómo me vas a follar la próxima vez.
Tu puta.
Acaba de terminar de escribir la carta cuando están llamando a la puerta. Desnuda, la puta se acerca a la madera y abre con la cadena echada. Al otro lado, un tipo gordo y de aspecto desaliñado le pasa un billete de 50 euros a través de la puerta entreabierta… Lo que cobra por una mamada. Coge el dinero y retira la cadena, suspirando.
Un servicio más antes de dormir…