El bicho

magela Cartas de mi Puta y Otros Cuentos Eróticos, Otros Relatos Eróticos Comenta

Adaptar las caderas a sus formas sinuosas y duras… brillantes y frías. Las piernas pegadas al metal enfundadas en medias, las nalgas al cuero del sillín sin nada entre ellos… Manos en el manillar, aferrándolo como si fuera una parte de tu anatomía.
Sentirse sexy es más que una actitud, después de todo.

No mirar a cámara. Ojos caídos contra el cemento del suelo. Sé que me estas mirando tú mientras poso, sé que te estás empalmando. Sentirse deseada, para eso hacen falta tus ojos.

Y tu polla erecta en el pantalón.

¡Qué gustazo saberte erecto!

Culo hacia atrás, cabeza hacia delante. Enseña tetas, encoje la pierna, que te roce el tacón… Restriégate contra la moto como si fuera tu macho en la cama…

Tócala, abrázala, acaríciala…

Para sentir lo que yo siento tengo que saber que me estás mirando… Y como me gusta saber que lo haces; ¡como me calienta…! Tus ojos inyectados en lujuria detrás del objetivo de la cámara, guiándome en la postura que quieres que adopte para ti.

¿Qué quieres que te enseñe? El culo con un minúsculo tanga rosa y negro, con ambas nalgas calientes por el cuero que las roza… Los pechos turgentes queriendo escapar del corpiño;  la boca mojada y algo que no es la boca también. Sí, sentir que me mojas con tus miradas morbosas, imaginar dónde está enfocando el objetivo de la cámara… Como me mueva más sobre la moto voy a acabar gimiendo  de verdad por un extraordinario orgasmo, y no de forma provocativa para ti…

Y, sobre todo, saber que en cuanto me baje del bicho tendré otra vez  otra cosa dura metida entre las piernas. Dejaré a tu elección qué meterme… y por donde…

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