Yo a tu novia, y tú a la mía

Magela Gracia Después del Mundo Swinger, Sodoma Comenta

– Entonces, ¿tú se la metes a mi novia, y yo a la tuya?

Miré a mi novio, con el que llevo ya bastantes años y muchas más corridas de las que podía contar (aunque siempre le miento diciendo que tengo una lista donde apunto todos sus orgasmos, y los míos.)

¿Se podía simplificar tan fácilmente el mundo liberal?

Miré después a nuestros amigos, que a su vez intercambiaban miradas de perplejidad y algo parecido al asco. Supe, entonces, que con aquella pareja no íbamos a follar.

– No iba de eso…

Vale. El mundo liberal no va sólo de eso. Pero, también, hay de eso.

 

 

Hola a todos los que habéis acabado por aquí, empezando a leer este post. No es que estuviera aburrida y pensara que tal vez podía ir bien comenzar un blog nuevo. La verdad es que me apetecía reírme un rato de lo complicada que es la vida a veces, y de lo que nos gusta complicárnosla. Si ya, de por sí, suele ser difícil encontrar una persona con la que estés cómoda, muy muy cómoda en la cama (y no me refiero a durmiendo, sin darte patadas, quitarte la sábana o roncando) nos empeñamos en querer probar de todo.

Sí, en el sexo también.

¿Qué es lo más atrevido que has hecho en tus relaciones sexuales? Te pondré un  par de ejemplos, a ver si te reconoces en alguno.

  • Chupársela a tu novio en el cine, cuando la sala está casi vacía.
  • Tener sexo en el mar al atardecer, cuando la playa está casi desierta, a última hora de la tarde.
  • Ver cine porno en casa mientras folláis en el sofá, emulando las posturas sexuales de los actores. (¿Se les puede llamar actores? Pues eso, a los actores.)
  • Hacer una reunión de strip poker con tus amigos.
  • Entrar en una tienda erótica, y salir cargada de bolsas con ropa que ni muerta querrías que encontrara tu madre.
  • Tener sexo con un desconocido a través de la webcam.

¿Alguna? ¿Ninguna? ¿Todas? (Mentiros@…)

Cuando empiezas a curiosear en el mundo del sexo, te das cuenta que la cama del dormitorio se queda más bien tirando a corta. Y, cuando llevas ya algunos años jugando a todo con tu pareja, de repente aparecen nuevos horizontes en tu vida sexual.

El mundo swinger puede ser uno de esos horizontes, teñidos de rojo y negro. (Eso, por poner un ejemplo muy porno, que no iba a pintar el horizonte de rosa palo y azul celeste, que no pega.) Había que poner letras rojo putón, como las del título del blog.

¿Era en eso en lo que se resumía el mundillo liberal? ¿Tú te cepillas a mi novia, y yo a la tuya? Gracias a Dios, (y que no quede feo meter a Dios en la cama) no se resumía en eso. Pero, claro, siempre acabarás algún día cometiendo el desliz de meter la polla en el agujero que no era el acostumbrado. Y tampoco me refiero al sexo anal, que para empezar por delante y acabar por detrás no hace falta ir a un club de intercambio, o estar en una casa con unos amigos de toda la vida (sí, de esos a los que acabas de conocer hace un par de días en un chat, y delante de los cuales has empezado a desnudarte sin vergüenza maldita.)

El mundo liberal, o swinger, es mucho más que eso.

¿Sabes de qué va?

Yo, que en esto soy relativamente nueva , al igual que en todo lo demás, (que una no dirá nunca que es resabida de nada porque eso suena a que eres vieja, y vieja no pienso ser nunca en mi vida), quería compartir lo que se imagina uno que pasa, lo que tienes ganas que pase, y lo que realmente pasa cuando entras en el este ambiente. Tranquilos, que no es una secta, y de él se puede salir fácilmente si no te dejas atar a la cama, (o a una reja tipo cárcel, que de esas siempre hay una en todos los clubs que se precien) y tienes a varias parejas dando cuenta de tus atributos sexuales.

Pues eso, que si de primeras te quieres escapar del mundo swinger, intenta no tener demasiadas pollas ensartadas, que si no es algo un poquito más difícil vestirse y marcharse a casa, para ponerte una película de tíos buenos en la tele a las cuatro de la mañana, con un bote de helado de chocolate congelándote el cerebro… y la entrepierna.

Sí, para eso usamos también el helado de chocolate. Para apagar el ardor de esa zona cuando se está excitada.

Pues a lo que íbamos. Que de todo se puede salir en esta vida. Del mundo swinger… también. Lo difícil es decidirte a entrar, (o decidirte a entrar.) Y para eso estoy aquí, para explicarte un par de cosillas divertidas de este ambiente, por si alguna vez tuviste ganas de poner los ojos en algo más que no fuera la polla de tu novio un sábado por la noche. Te prometo que te vas a reír mucho con las anécdotas de cientos de liberales, contadas por una pareja de novatos…

… Que aún no han decidido si se quedarán o no en el mundo swinger.

De todo se puede librar uno en esta vida, menos de la muerte.

Y, mientras llega, no vamos a desperdiciar el tiempo. ¿No?

¿Me acompañas?

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