Los cuerpos de gimnasio

Magela Gracia Antes del Mundo Swinger, Sodoma Comenta

Había un par de cosas que me quedaron muy claras en cuanto me puse a cotillear entre los perfiles y los cuerpos de las parejas en la web en la que nos habíamos registrado, y que no nombraré en este post hasta que me paguen por la publicidad… (¿Hecho?)

Una de ellas, sin duda, era que el sexo no era gratis. Si querías tener acceso a los lugares interesantes de la página, tenías que pasar por caja. Nadie monta un negocio de estos por amor al arte, aunque debieran hacerlo… por amor al buen sexo. (Aún estáis a tiempo de que os haga publicidad si me devolvéis el dinero. Pensadlo.)

Nos levantaron una cantidad interesante de dinero para poder ser algo más que sencillos perfiles que nadie iba a visitar. Al final, iba a ser verdad que el sexo era un buen negocio.

Otra de las cosas que me quedaron claras, después de pagar (por supuesto, que si no no veías un carajo; ¿ha quedado ya claro que no me gusta pagar nada?) fue que a los guapos les gustaban los guapos.

O sea, que allí todo el mundo iba al gimnasio.

No de esos que hacían como yo, que pagaban las cuotas y no iban. Así, en mi vida, había acabado borrándome por incomparecencia de tres diferentes. Incluso, en uno, fueron tan honestos que me llamaron ellos para recordarme que debía darme de baja, que era una pena estar pagando sin aparecer siquiera para guardar algo en la taquilla.

Lo primero que destacaba en esos perfiles eran los abdominales bien mascados de los tíos, y las curvas casi perfectas de las chicas. ¡Eso no podía ser cierto! Aquellas parejas tenían que ser modelos, reclamos publicitarios o algo. ¿En verdad iba a tener que competir con cuerpos así para conseguir que otra pareja se quisiera fijar en nosotros?

Pues íbamos listos…

Menos mal que no habíamos puesto que éramos limpios, porque entre la foto de mi culo demasiado grande y anunciarnos como gente que se bañaba todos los días debiéramos mandarnos a mudar a un planeta donde la mayoría de las mujeres tuvieran tres tetas y se pusieran de moda sólo dos…

Espera, ¿una foto de una tía de tres tetas no la he visto yo hacía poco? Pues como se pudiera de moda también eso…

Me salió una exclamación tan fuerte de la boca mientras veía el perfil número treinta que hasta mi perro levantó la cabeza del suelo, sobresaltado. Pensé que si lo metía en la cama con mi novio y conmigo aquella noche podría presumir de que en verdad había estado con dos machos a la vez sobre las sábanas. Mientras nadie me preguntara de qué especies habían sido los machos…

Cuerpos de gimnasio. Fotos y más fotos de gente guapa (a la que no se le veía la cara, por supuesto) que posaban en actitudes muy morbosas, muchos de ellos practicando sexo, y con ropa interior que debían haber comprado en Victoria´s Secret por lo menos. Cogí un folio en blanco, lo puse al lado del ordenador, y empecé a tomar apuntes.

  • Apuntarme a un gimnasio
  • Renovar mi lencería
  • Dejar de comprar papas fritas y manises (sí, soy canaria. Seguro que si pongo patatas fritas y cacahuetes todo el mundo me entiende… Menos mal que yo estoy mucho más morena.)
  • Sacar fotos decentes practicando sexo…

Me levanté enfadada de la silla. ¿Cómo íbamos a conseguir que se fijaran en nosotros con este panorama?

Foros. Clubs. Grupos de whatsapp. Poner un anuncio en el periódico local…

¿Cómo coño conocía una pareja a otra y se metían a follar los cuatro?

Porque en esas webs se me había bajado todo el subidón de autoestima que me había provocado tener el valor de mirar a los ojos a mi novio y decirle:

– ¿Lo hacemos?

Y él, que aún no se había tomado el café de la mañana, lo que hizo fue bajarse los pantalones para sacarse la polla, pensando que le pedía un polvo mañanero sobre la mesa de la cocina. Bien mirado…

– Me refiero a si nos apuntamos.

Volvió a subirse los pantalones, confundido.

¡Nunca hables con un hombre antes de su primer café! Ni siquiera de sexo…

Pues parecía obvio que tenía que competir en otro nivel, ya que mis tetas no iban a crecer de la noche a la mañana sin desembolsar un pastizal de dinero, y ya creo haber dejado claro que no me gusta mucho lo de pagar nada. El día que se pusieran de rebajas las operaciones de aumento de pecho… me ponía una tercera teta y todo. (¿Pero eso no lo había hecho ya alguien?)

En fin…

Echarle descaro. Echarle morbo. Y con mucha simpatía…

No, espera, que de eso también abundaba mucho en los perfiles de la página.

Cientos de parejas limpias y simpáticas.

Y, por el otro lado, las parejas de anuncio de colonia cara que ponían para el día de las madres y Navidades.

Parejas limpias versus parejas modelo.

Pues no iba a estar mal lo de meterte una polla en la boca que no hubiera visto el agua en dos días, si luego podía hacerme una foto follando con un tío de abdominales marcadas y subirla a mi perfil sexual (que no el oficial y familiar, ¡Dios no quisiera que me equivocara de muro!) del facebook.

Total… para lo que tardaban en cerrarte la cuenta si ponías porno explícito en la foto de perfil…

En fin.

A dieta y cien abdominales al día.

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