Hoy me he levantado perezosa. Tarde, con el sol ya alto, y con sudor pegado a la piel.
Hoy me he despertado con pesadillas enredadas en los cabellos, con los ojos cansados por las horas robadas al sueño, y los dedos agotados de aferrarse a la cama buscando consuelo. Menos mal que al despertar a mi lado está tu cuerpo, y han venido tus labios a llenar mi boca con tus besos. No hay mejor despertar que cuando entrelazas tus miembros a los míos y me haces olvidar que alguna vez los sueños me hicieron daño.
Bienvenidos sean tus besos… y tus embestidas…