Cada paso que dio en sentido opuesto no sólo alejó su cuerpo. Sentí que lo perdía aunque no había un Adiós previo. Simplemente ese tranquilo «hasta luego» que me dejó amargura en la boca; solamente un beso y un «te quiero» que golpeó la boca del estómago. Su espalda de pronto; su cabeza ladeada luego; una mano agitada en lontananza. …
Limpiar el polvo
¡A la mierda la mierda! ¡A la mierda el polvo! Así de decidida, tras veinte años sin querer que entrara nadie en casa, se muestra aquella mañana. A la mierda la falta de tiempo y a la mierda la vergüenza. Alguien tenía que encargarse de limpiar lo que a ella hacía mucho se le escapaba. No le había hecho nunca …
Buscando al príncipe
Era todas las princesas de sus cuentos de hadas, buscando a su príncipe, y no encajaba en ninguna de ellas. Las páginas habían dejado su huella en la piel, pero por más que se había disfrazado con sus palabras al final volvía a ser siempre la misma mujer. Había sido la bella durmiente que fingió dormir cuando su novio vino …
Monstruo en casa
Otra vez su madre había tenido que trabajar en el turno de noche. Otra vez su hermano se había quedado a dormir en casa de un amigo. Otra vez estaba metida en la cama, temblorosa, mirando la puerta por donde se colaba una rendija de luz que ojalá hubiera logrado tranquilizarla. Pero la luz del pasillo no le gustaba. Nada. …
Soy
Soy el papel que recibió sus letras para hacértelas llegar antes de desaparecer. Soy la nota que escribió con mimo, tratando de no demostrar con caligrafía temblorosa lo nervioso que estaba por atreverse al fin. Soy la esperanza depositada en una cuartilla blanca, que con tinta emborronó intentando expresarse bien. Soy las ganas de convertirse en tu amante de un …
La lámpara
Le quité el polvo a la lámpara como quien mata mosquitos con un paño mojado. Con rabia, con fuerza, casi queriendo romperla en cada gesto que le daba. Casi no… En verdad quería romperla. Era de esos regalos horribles que te hacen la boda y que por compromiso no lo pones a la venta en las tiendas de segunda mano. …
Aferrarte la mano.
Tenía los pechos llenos de leche. Salí corriendo del hospital, tras dos noches sin tocar la acera de la calle. Llevaba todo ese tiempo sin dormir, sentada al lado de mi padre, con su mano entrelazada en la mía y la vista clavada en sus ojos cerrados. Me empeñaba en contar sus respiraciones, cada vez con más segundos entre la …
Plantas de tela y plástico
Mi madre se empeñaba en traerme todos los meses una planta de plástico a casa, cada vez que me visitaba. Opinaba que a mí se me morían las de verdad, y que había que sustituir las hojas marchitas y tallos marrones por el verde artificial que elegía para mí en las tiendas de los chinos. Siempre aparecía en la puerta …
Patatas quemadas
Se le quemaron las patatas. Era la primera vez que le pasaba. Tenía casi ochenta años, y sus hijos se habían empeñado en regalarle una freidora para su cumpleaños. Le habían dicho que era mucho más segura, que así no tendría que estar pendiente del fuego, y que le vendría bien no tener las manos cerca del aceite hirviendo. Entendía …
Muestras
Hoy ha empezado a ponerse sus muestras. Esas que dan en las perfumerías cuando haces alguna compra, y te meten en la bolsa junto con tu paquete para que peques la próxima vez que te pases por la tienda. Hoy ha abierto la cajita donde las tenía todas guardadas. Le parecieron cientos de ellas, aunque no se puso a contarlas. …