-¿Hacia dónde vamos?
Sonrisa pícara en mis labios. Sonrisa perversa en los tuyos.
-¿Cuánta gasolina nos queda?
Miro el salpicadero, y paso los dedos sobre el cuero que rodea el gps.
-Siempre se puede parar a repostar…
Desabrocho un botón de la blusa y hago lo mismo con el del pantalón vaquero.
-Pues conduce por la carretera que te deje tener una mano en el volante y otra entre mis piernas. El orgasmo avisará de cuando parar… y repostar.
