El regalo que quiero hacerte

 

Y van a llegar otra vez las Navidades, y me dices que no necesitas ningún regalo.

¿Nada quieres? ¿Nada te vale?

Menos mal que yo… me regalo entera.

Soy un regalo. El mejor de todos. El que más ansías y añoras.

Lo único que pides… Y lo más caro que puedo entregarte.

Porque cada vez que llegas al aeropuerto te regalo la mayor de mis sonrisas, mi mayor beso, la mayor promesa de desenfreno.

Porque cada vez que te marchas te llevas en los labios mi sabor, ácido siempre, junto con mis lágrimas, aunque no te las muestre.

Porque soy un envoltorio dispuesto a abrirse bajo tus manos expertas, con cada vuelta de lazo, que a veces retiras… o a veces anudas.

Porque huelo a deseo bajo este papel de regalo en el que se convierte, sólo a veces, mi ropa…

Porque en mis ojos siempre brilla la esperanza. Y no pienso perderla; que para historias tristes… ya están otras. Y no soy nunca tan feliz como cuando tus manos aferran mis cabellos para atraerme hacia tus labios y entregarme tu lengua. Mi mayor regalo es que sigo esperando.

Porque soy perversa sólo porque pienso en serlo contigo. Si no tengo tus manos presentes no puedo imaginarme ninguna historia. El morbo acude cuando te escucho jadear, cuando me susurras obscenidades, cuando observas mientras me masturbas cada gesto de mi rostro, esperando el regalo de mi orgasmo…

Porque mis orgasmos siempre son tuyos, y estoy deseando entregártelos…

Porque mi piel viste la tuya en cuanto te quedas dormido, aunque te creas que eres tú el que con tu abrazo, desde mi espalda, me da paz para dejarme abandonar en el mundo de los sueños. Soy yo la que te reconforta, y a la que buscas una y cien veces, tras viajes de miles de kilómetros. Te regalo la tranquilidad con ese último beso, cuando aparto mis cabellos y te dejo acurrucarte en el hueco de mi cuello.

Llevabas buscándome una eternidad. Y menos mal que te elegí, entre todos los caballeros andantes. Mi piel sabía que era tuya mucho antes de que mis ojos te hubieran visto, mi mente retuviera tu imagen, o fuera capaz de imaginar que tu polla me haría estremecer tanto.

Mi piel tuvo que buscarte, y aprender lo que no quería del contacto con otros hombres.

Mi piel sabía que era tuya antes de poder sentir tus dedos tomando posesión de la espalda, de los pechos plenos, de la curva que dibujan mis labios antes de llevarlos a la boca.

Me necesitabas…

Y yo necesitaba el aire que desplaza tu cuerpo cuando me abrazas, escapando de entre ambos…

… Porque cuando estamos juntos, simplemente, nos molesta el aire.

Sí. Se acerca la Navidad, y este año sí sé lo que deseo regalarte…

Mi regalo es que vuelvo a escribir un Cartas de mi Puta… excitada, con el recuerdo de tus manos.

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Magela Gracia

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2 Comments:

  1. Magela, creo que te estás ablandando. Tal vez sea la proximidad de la Navidad, que enternece los corazones. Tal vez que la Magela que nunca habla de amor, sólo de su perversión, lo está redescubriendo. De cualquier forma, me gusta esta otra faceta de tu pluma, la de la ternura, envuelta en un halo de poesía.
    ¡Me gusta!

     
  2. Sin duda, un relato así sería un gran regalo para cualquiera…
    Imagino que el receptor estará muy orgulloso de haber recibido estas frases de tu pluma.

     

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