Aliento contenido, temblar de miembros.
Deleitarme con mis propios gemidos, regalándome a mí misma los sonidos que despiertan los placeres que me entregas. Mis oídos atentos también a tus palabras. Perversas y maravillosas declaraciones de intenciones. Mi amante lascivo, mi compañero siempre salvaje y dedicado. Y por mí… siempre también consentido.
Labios mordidos. Puños cerrados contra el cobertor de la cama.
Sentir que me correría solo con mirarme y soplar sobre mi sexo…
Y escucharte suspirar, llegando tu lengua a mis ingles. Sentir las articulaciones rígidas de tus dedos hincarse en las carnes de mis nalgas. La frente de tu rostro rendida sobre mi vientre tenso, tus cabellos cubriendo mi ombligo, vistiéndolo…
Y derretirme entre tus palabras, fundirme y hacerme agua con ellas…
Magela Gracia
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Que bien y con que arte defines la entrega, el deseo, el placer, la entrega… pura poesía