El día en que decidís apuntaros a una web liberal

Sí, ese día llega normalmente los domingos, después de una noche loca de sexo que te ha dejado los pelos para pasar la tijera irremediablemente (porque el cepillo ha sacado bandera blanca, impotente) y tras ver el canal amateur en el ordenador a las tres de la mañana. Entonces, el mundo liberal es muy apetecible.

Aquella noche me sentía que follaba con alguien más en el salón de casa, y que esa pareja a la que nosotros espiábamos podía vernos a su vez. Ser voyeur y exhibicionista a la vez…

Pero no serlo.

Ese día, con las legañas pegadas a los ojos aún, y el rímel corrido por todo el rostro (modo mañanero mapache) te encuentras preparando el café en ropa interior y miras con nuevos ojos a tu novio. Él, que hacía unas horas me follaba con la polla completamente enervada mientras no le quitaba la vista de encima a la chica a la que se follaba su novio (o marido, amigo, amante, o completo desconocido que pasaba por allí) en ese momento sólo tiene ojos para mí.

Pero la otra noche no lo tenía tan claro.

No, ¡qué coño! Sí que lo tenía claro. Le estaba poniendo tan cachondo la idea de alargar la mano y poder tocarle una teta a la chica en cuestión que ya no podía negarme a mí misma la evidencia. Hay cosas que excitan a un hombre, casi desde la adolescencia, y que a las chicas nos empiezan a cautivar… un poquito más tarde.

Tríos, orgías, intercambios de pareja… Hay un mundo de posibilidades sexuales que abre su puerta de pronto un día, y te da la bienvenida. Justo en el espacio entre el primer café de la mañana y el programa de Bricomanía.

¿Era malo que el novio de una deseara a la novia de otro?

La respuesta que daría mi madre al asunto sería, con toda certeza, que sí.

Pero a estas alturas, con treinta y largos vividos de forma intensa, no lo tengo tan claro. Los hombres desean, y las mujeres también. Siempre hemos mirado con ojillos tiernos a los actores en el cine, y prometido para nuestros adentros que nos acostaríamos con él si tuviéramos la oportunidad de hacerlo, aunque eso conllevara la imposición de los primeros cuernos al hombre oficial. Y más de una vez he escuchado a un hombre decirle a su esposa que le perdonaría la infidelidad si al tío con el que se acostaba era Chayanne (y lo dejaba mirar.)

¿Es malo, entonces, si los dos consienten y les apetece hacerlo?

Como pareja, sin engaños, en confidencia, comprometidos con el juego y el respeto a los límites de cada uno…

No es ser infiel follarte a otro porque te excita hacerlo, si a tu marido le gusta luego mirar como lo haces… y los tres reciben lo que quieren. Nadie está engañando a nadie.

Pero, a esa conclusión, no se llega sólo con ese primer café de la mañana, ni con los cinco que vienen después, o tras retirarte la pintura en plan comando de la cara con mucha agua fría y casi que con disolvente. Se llega, normalmente, cuando te aparece un anuncio de una página web liberal en el ordenador.

Él te mira, tú le miras…

Y os hacéis un perfil juntos, abriendo nueva cuenta en gmail con un nombre muy de pareja (nosotrosdossiemprejuntosforeverhastaelfindelosdias@gmail.com) y os plantáis deciciendo en ese momento, con un cuestionario bien completito, qué es lo que buscáis en la web.

  • Intercambio de fotos
  • Intercambio de videos
  • Erotismo
  • Juegos de rol
  • Exhibicionismo
  • Voyerismo
  • BDSM
  • Sexo real
  • Cibersexo
  • Tríos M-H-M
  • Tríos H-M-H
  • Orgías
  • Intercambios de pareja
  • Nudismo
  • Lluvia dorada
  • Gang bang
  • Sexo oral
  • Fetichismo
  • Hard
  • Squirting
  • Dogging
  • Candaulismo
  • Etc…

En serio, cuando te encuentras más de treinta opciones donde clickar… te empieza a temblar el pulso. ¿Todo eso existe? ¡Madre mía!

Para empezar, y por vergüenza, imagino, pones un par de ellas solamente, aunque estás desesperada por meterte a googlear lo que es el gangbang de las narices. Miras a tu novio y, satisfechos ambos (de momento) con las elecciones hechas, pasas al siguiente apartado.

Disponibilidad:

  • Fines de semana
  • Entre semana de mañana
  • Entre semana de tarde
  • Sólo noches

Y se te queda la cara de tonta cuando ves que hay un botoncillo ahí en una esquina que dice “Estoy libre ahora.” Y te imaginas pulsándolo y teniendo que ir a abrir de inmediato la puerta porque haya un par de tíos a medio desvestir en el rellano de tu piso haciendo cola para entrar y follarte.

A que pongo que estoy disponible ahora a ver qué pasa…

Al final añades fines de semana, para empezar, y la zona donde resides, para no tener que hacerte trescientos kilómetros para encontrarte con otro coño y otra polla (porque de momento no son más que eso en tu mente.)

Y te sientas con calma a elegir el mensaje de presentación, y la foto que queréis subir a vuestro perfil.

Fotos en el ordenado siempre hay muchas. Luego, está esa carpeta escondida en lo más recóndito de un lugar al que esperas que nadie se atreva a llegar jamás si lo enciende, y al que le has puesto el nombre aburridisísimo de Temario de Oposiciones de Higienista Dental, esperando que eso disuada a los más curiosos. En esa carpeta, bajo clave y petición del ordenado que para abrirla tienes que recitar El Quijote entero haciendo el pino puente con tres tequilas entre pecho y espalda, guardas las fotografías que te haces desnuda con tu pareja en la cama. Elijes una, él elije otra, y al final hay que echarlo a cara o cruz para elegir la que se sube a la web.

Y siempre pierdes tú, claro.

Al final, la foto en la que aparece tu culo demasiado gordo es la que adorna el perfil, pero piensas que en breve tu novio estará tan despistado con lo que vea dentro de la página que podrás cambiar la foto sin que se dé cuenta.

Y luego el texto:

“Buenos días a todos…”

No, demasiado formal.

“Ola, Ke ace?”

No, demasiado choni.

“¡Hola a todos!”

Perfecto.

“Somos una pareja bien maja y discreta, limpios y educados, que busca nuevas experiencias en el mundo del sexo.”

Aburrido a más no poder. ¿Cuántos mensajes podían explicar que la pareja era limpia y normal por aquellos lares? ¿Y me atrevería yo a meterme en la cama con alguien que dijera de sí mismo que era limpio? ¿Es que por allí había gente que olía mal?

“Si tienes ganas de una buena juerga una noche de estas, no dudes que separaré las piernas para ti mientras a tu mujer se la folla mi novio.”

Basto a más no poder.

Le quité a mi novio el portátil y me senté en la mesa, con la ropa interior por única prenda sobre el cuerpo. El mensaje tenía que ser sensual, directo, interesante y morboso. Y, si había algo en lo que yo destacaba, era en morbo. Miré el recuadro donde debía entrar el mensaje de saludo, y cerrando los ojos me imaginé lo que me gustaría leer en el perfil de una pareja con la que fuera a tener sexo aquella noche.

“No sé si seremos de vuestro tipo o no, si los acentos al hablar se nos harán raros, o si tendremos problemas a la hora de elegir el restaurante. Lo que sí sabemos es que en cuanto empecemos a quitarnos prendas de ropa se iniciará la noche más morbosa que hayamos tenido los cuatro en nuestra vida. Ofrecemos morbo, pedimos perversión. Si quieres pasar las mejores horas disfrutando de los jadeos de las gargantas mientras los cuerpos chocan y resbalan… estás tardando en mandarnos un mensaje.”

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