– Por quinientos pavos hago lo que quieras… Eso no lo vuelvo a decir en la vida. Lo juro. No vuelvo a decir algo semejante. ¡Fuerte cagada! Tumbada en la mesa del restaurante, completamente desnuda, intentando no moverme para no tirar la obra de arte del chef a la basura… Sobre todo comida cruda en mi cuerpo, crudités de verduras …