– ¡Ummmm! Se me escapó ese gemido, leve susurro contra la piel del brazo. Lo había colocado para amortiguar cualquier sonido, pero me di cuenta tarde que sería inútil intentarlo. Mi boca quería expresarse, y mi cuerpo no se lo iba a impedir. Necesitaba hablarte. Además, sé que a ti te gustaba que me expresara. Que gritara, sobre todo que …