Infiel

¿De dónde vino Infiel, el primer relato del libro?

Pues de un lector que ha tenido muchos nombres desde que le conozco, pero que ha sido un encanto en cada uno de ellos. Ha cambiado su perfil, claro está, porque dedicándonos a lo que nos dedicamos, facebook tiene la tendencia de sancionarnos y cerrarnos el muro, por pornografía. Si nos hubiéramos conocido en twitter otro gallo cantaría.

Pero lo conocí, de primeras, en un foro de relatos eróticos en En Femenino. Allí leyó algo mío, cuando yo todavía me dedicaba al erotismo. Y de allí me rescató un escritor que se dedicaba a todo, y que me dio una gran lección en el plano del morbo.

Pero volvamos a En Femenino, que ya de ese escritor hablaré en otro momento.

¿Por qué andaba yo por allí?

Pues porque alguien me había pedido una frase muy especial, erótica, para escribir en un lienzo y ponerlo en la cabecera de su cama. Y yo, que andaba algo desentrenada en el tema del erotismo, tuve que ponerme a inspirarme buscando relatos de otros autores. Para escribir en este género hay que estar algo excitada al hacerlo, y como en aquella época mi relación sentimental hacía aguas encontraba poco aliciente en casa para ponerme en tal estado.

Y allí que fui, y allí que me encontró él.

Hombre culto, morboso… Recuerdo que una de las cosas que más le ponían era que su pareja le pusiera los cuernos con alguien.

Eso me abrió un mundo de posibilidades. ¿Cómo a alguien le podía excitar saber que su pareja le ponía los cuernos? Estaba muy verde en cuestiones de métodos de excitación masculina, debía reconocerlo, y decidí que la mejor forma de aprender de lo que les gustaba a los hombres era… ¡Hablando con ellos!

Una mujer preguntando sobre sexo a los hombres… ¡Asombroso! ¿A que ahora entendéis que escriba casi como un hombre?

Y a los hombres, ¿les gusta hablar?

A algunos sí…

Creedme, hay muchos tíos que me escriben simplemente porque tienen ganas de un encuentro sexual por el ordenador, usando cualquier tipo de chat. Otros, sólo quieren mandarme alguna foto de sus atributos sexuales con la erección producida por un relato mío. Los menos… quieren contarme su historia.

Pero esos menos son muchos, teniendo en cuenta que al día me contactan una media de diez hombres por cualquier canal de los que frecuento.

Hay hombres que necesitan contar a una mujer lo que hacen en la cama con otras. Supongo que esperan excitarse con ello, o que me excite yo y consigan tener, como los primeros, sexo conmigo. Supongo que también tiene que haber alguno que espera que cuente su historia en un relato, y leerse a sí mismo follando en aquella noche que no puede olvidar y desea gritar a los cuatro vientos.

También hay hombres que quieren que lea sus relatos, se los corrija y ayude a mejorar. Me siento siempre muy halagada cuando eso pasa, porque me confían algo muy íntimo y piensan que soy la persona adecuada para mejorarlo. Me enorgullece que mi trabajo como escritora sea reconocido a ese nivel, y les doy las gracias a todos por ello.

Pero voy a centrarme en la fauna masculina que quiere contarme sus batallas sexuales.

Hombres: no cuento historias de otras personas nunca. Escribo sobre lo que me imagino, pero de vez en cuando hay algo de lo que decís que despierta un relato. Y, entonces… puedo decir que salió de tal o cual persona.

Infiel salió de Sargento Sal.

Pero no os equivoquéis; no fue por el tema de la infidelidad. Fue por el tema de tentarlo.

Siempre me decía que no sabía si sería capaz de caer en la infidelidad, eso era cierto. Que él no le era infiel a su pareja aunque coqueteara con otras. Eso fue un añadido al relato…

Infiel salió de una imagen que me vino a la mente tras una conversación con Sargento. Un hombre oliendo el culo de una mujer, mientras aferraba su polla entre sus dedos viriles, masturbándose.

Así de simple…

El relato resultó ser tan morboso la primera vez que lo publiqué, que casi se convirtió en mi abanderado en el blog y en Todorelatos. No podía quedarse fuera del libro, y por ello, años más tarde, lo he trabajado para que supieran de dónde venía la historia, y qué había entre sus dos personajes, tan infieles ambos, sin querer reconocer que lo eran…

Y fue el relato que leyó uno de mis mejores lectores, al poco de ser publicado. Ese hombre que hizo de mí una mujer morbosa, que me inició en más de una travesura, y me mandó un correo que me hizo contestarle nada más leerlo:

“He leído Infiel. Me he enamorado de ti.”

Desde luego… el texto del mail era más largo… pero para lo que importa, el resumen es muy bueno.

De Sargento Sal hace tiempo que no sé nada. Puede que encontrara una amante, o su esposa le haya puesto los cuernos y ande tan excitado que yo ya no le haga falta. A Fernando Madrid trato de recuperarlo, porque siempre ha sido muy… volátil, volátil, volátil.

Para los dos, grandes lectores y amigos, está Infiel en Una mancha en la cama.

A Fernando le debo la lectura del relato nuevo por teléfono… en cuanto me compre el libro y me mande la foto.

 
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Magela

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Un comentario:

  1. Interesante, conocer la primigenia de tus andanzas literarias en este mundo tan desconocido para mi (desconocido, hasta ahora). Imagino que habrá sido un proceso, un “modelado”, pero desde luego el resultado final es sublime; eres el Miguel Ángel del género. Curiosa también la heterogenia de la fauna masculina que comentas y su forma de relacionarse contigo, supongo que de todos habrás aprendido algo, incluso de los más bravos, aunque después hayas tenido que levantar algún muro.
    Me alegra haberte descubierto.
    Un cariñoso saludo.

     

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