Lectores

Elegir a unos hombres por ser buenos lectores. Por asociarlos a libros, por imaginar cómo follan…

Hace unos años, cuando quedé sin pareja, mis amigas me abrieron un perfil en una web de esas para conocer hombres interesantes, sin ataduras, atractivos, con dinero, buen trabajo, morbosos… En definitiva, hombres perfectos.

Eso es lo que te venden ese tipo de webs, al menos.

¿Esos hombres (o mujeres) existen en verdad?

Mi perfil estuvo abierto al público por lo menos un año. En verdad no tengo mucha idea de si era visitado o no, porque no le hacía nada de caso. No buscaba ligar con nadie, y lo mantenía abierto para no hacerle el feo a mis amigas. ¡El día que necesite una web de esas para ligar me daré por acabada! (Y por muy muy vieja).

Pero estas webs no te prometen lo del ligue con cualquiera, que es muy simple. Te prometen a los hombres ideales. A cualquier tío que te atraiga lo puedes conocer en el supermercado, o en la barra de un bar tomando un café a las tres de la tarde (dos en Canarias). El hombre perfecto… parece que sólo lo encuentras en estos sitios. ¡Porque están todos registrados, esperando a que les des un toque!

Pues eso, que yo tampoco le hacía nada de caso a mi perfil abierto al igual que el resto de los solteros de oro. La web me mandaba correos todos los días enumerándome hombres más deseables para mí según el enorme cuestionario que me hicieron rellenar mis “queridas y malvadas amigas”. Caballeros de mi zona, con mis gustos y la altura que yo consideraba aceptable. Yo eliminaba esos correos metódicamente, sobre la marcha, como si fueran spam.

Y un día, tras sacarme una foto en la que salí monísima, decidí que estaba lo suficientemente disfrazada (Halloween) como para poder subir esa foto a mi perfil de la web de citas. Así lo hice, y así empezaron a lloverme los mensajes, las listas en las que me añadían como favorita, y un montón de historias más que no recuerdo.

Entré en el juego de la caza por internet.

Me hizo gracia que de pronto pudiera ser tan interesante, con apenas añadir una foto. ¿Acaso haber puesto lo que ganaba al año (que no era nada despreciable) valía menos como atractivo? ¿Se fiaban los tíos de que la foto fuera verdadera? Pues pareció que sí.

Así comenzó mi estudio sociológico.

A todos los mensajes contesté. Siempre me ha parecido una grosería no hacerlo, y es una costumbre que mantengo a día de hoy. Todo el mundo merece una respuesta si te dedica unos minutos a intentar contactar contigo, sea por el motivo que sea. Y bueno… a todos conté que no andaba buscando pareja, pero que si querían buena conversación se me daba bien lo de cartearme por mail. Algunos lo entendieron. Otros… no tanto.

De esos hombres con los que hablé por mail acabé conociendo a dos, más que nada por su insistencia, y por su educación. Uno resultó ser perfectamente lo contrario a lo que parecía en su perfil, aunque su foto no engañaba. Puedo decir que es de las pocas personas a las que he negado casi hasta el saludo después de aguantarle unas cuantas groserías.

Al otro… aún lo estoy conociendo.

Pero de momento se porta bien, y por eso dejo que me siga leyendo, y que me ofrezca su amistad a raciones, transformada en vídeos de youtube de lo más sensuales. Tiene un no sé qué de chulería que resulta muy interesante, pero que rebaja en el mismo momento en el que me pongo igual de chula. Al final… puede que simplemente sea cosa del idioma. Tiene que leerme con la RAE abierta, porque es italiano y yo… muy enrevesada hablando cuando quiero.

Y me encanta tener más vocabulario que él…

Hay muchas formas de conocer a gente interesante en este mundo. Probablemente haya que darle un voto de confianza a las web, aunque no demasiados. Al final… a mí me sirvió la experiencia para escribir LECTORES, imaginando que los hombres sólo quieren sexo cuando se apuntan a una página de éstas… y que las mujeres no son tan tontas como para pensar que el príncipe azul se encuentra escondido en un perfil de esos.

Imaginemos que cuando uno se apunta en estas páginas lo hace para intentar follar. Y que lo divertido es averiguar con quién se te apetece intentarlo, y quien te dará lo que buscas.

Y es que todo es mucho más divertido cuando hay morbo de por medio… y un fin de semana en el que no sabes, al final, con cual de tus tres citas por internet vas a acabar.

Gracias, Domenico, por ser la excepción que confirma la regla. Se puede encontrar a gente interesante en una web de citas. Aunque, en verdad, al final tú lo que hiciste fue un estudio de investigación, y acabaste encontrando mi mail en el blog. Por eso pudiste gastarte un par de euros en un café… aunque sigo sin estar buscando pareja.

 
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Magela

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