El primer mensaje

La primera pareja a la que eliges para mandarle un mensaje marca un punto de inflexión en esto de iniciarte en el mundo liberal. Antes de hacerlo, se puede decir que lo único que has hecho es un poco de voyeurismo y exhibicionismo. ¡Pero por ahí se empieza!

Antes de elegir a una pareja para poder tener tu primer encuentro liberal seguro que has mirado cientos de perfiles en la web, o leído un montón de referencias al mundo swinger en foros y demás medios. ¡Y lo que toca es decidirse!

Mi novio había elegido una pareja que no era de mi agrado. Yo había preferido las fotografías que publicaba otro perfil, y que me resultaban más morbosas que sexuales. Pero los hombres son así. Les gustan las fotos de sexo explícito, y a veces a nosotras nos apetece más imaginar que ver en realidad.

Las fotos del perfil número uno, el de mi novio, incluían un par de orgías, una chica complaciendo varias pollas a la vez con la lengua, y mucho semen sobre el cuerpo de las chicas. ¡Hombres! Creo que ni siquiera llegó a leer el mensaje de presentación de la pareja, y ni podría decir cual de las parejas era a la que quería escribir. ¡Estaba todo demasiado revuelto! Pero a él se le había puesto dura imaginando a una mujer arrodillada a mi lado dando cuenta de su verga al mismo tiempo que yo. Le valía cualquiera de las chicas que aparecían en las fotos.

El perfil numero dos era mucho más sutil, y desde mi punto de vista, más morboso. Las fotos tenían una estética muy cuidada, como si hubieran pasado horas posando para que quedaran perfectas. No se veía sexo explícito en ninguna de ellas, pero sí cuerpos de infarto. Los dos estaban como para protagonizar un anuncio de cualquier famosa colonia. Puede que mi perspectiva viniera influenciada por el hecho de que la mayoría de las fotos estaban sacadas sobre una moto, y siempre me había excitado mucho viajar en ellas.

Vale, mentira. Me excitó mirar las fotos del cuerpo de él. Tenía una saliendo del mar en la playa que me dejó con la boca abierta. ¡Ay qué rico estaba el muy mozo!

Lo segundo que me atrajo del perfil fue su carta de presentación. Era muy original, y me hizo sentir que la cita podía resultar muy fluida con ellos. Siempre me ha encantado mantener una conversación animada y morbosa con la gente. Soy la típica amiga que de un grupo de veinte siempre hace alguna broma con referencia al sexo. Era una pena soltar un chascarrillo en una cena y que todo el mundo te mirara como si debieras esconder la cabeza en un agujero.

Algo me dijo que aquella pareja tenía chispa.

Bueno, me lo dijo su mensaje, que no era que tuviera yo un sexto sentido la mar de desarrollado y esas cosas de las que presumen la mayoría de las mujeres. Fue leerlo y sentir amor a primera vista. En nuestro caso… morbo.

“Nunca me imaginé diciendo esto, pero chicas ¡os lo tenéis que currar con mi novio! Hay que ir arregladas y muy monas, que mi chico está bien bueno y se lo merece. Que para él sólo quiero lo mejorcito. ¡Y para mí no voy a ser menos! Me gustan los hombres altos, que con mi estatura si me quedan por debajo no hay forma de que levanten la vista de mis tetas. ¡Y me gusta que sepan de qué color tengo los ojos!”

El mensaje era más largo, pero ya te haces una idea del concepto general. Si tienes interés en localizarlos porque también te ha gustado la idea de ir a montártelo con ellos te puedo pasar su perfil (¡ah, no, que aún no me pagan nada por las cuñas publicitarias! Pues va a ser que no suelto prenda de dónde se puede encontrar a tan memorable pareja).

Esta vez… gané yo.

Mandamos nuestro primer mensaje a la pareja número dos, entre nerviosos y excitados. Intenté hacerlo también de la forma más amena y morbosa posible, y cuando después de un par de minutos (u horas) quedó como me gustaba (ya os digo que a él le hubiera valido un “¿cuándo y dónde nos vemos?”) le dimos a enviar.

Llevo un año aproximadamente en el mundo liberal. Aún no hemos obtenido respuesta de ese mensaje… ¡Pero soy optimista y sigo esperando! Hay gente que entra poco en las webs tras hacerse el perfil, ¿no? O tal vez debiera aceptar que mi novio no era lo suficientemente alto para ella. Ni muerta pienso que soy poco mona para su novio.

 
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Magela

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