Puedo olerte… Llevaba meses pasando delante de su puesto, sin atreverme a decir absolutamente nada. Imaginé que su fino oído lograría discriminarme entre una persona y otra, aunque no le llegara hasta el punto de saber quién era yo si no me veía. Sabía que era pretencioso y una locura, pero era mi fantasía. El hecho de que fuera capaz …