El largo de mi falda indica siempre mi estado de ánimo, al igual que el tamaño de mis tacones… O lo hacía, hasta ahora. Siempre decía que si me maquillaba por la mañana era porque necesitaba reflejar un mejor rostro del que podía ofrecer de forma natural. Lo mismo me pasaba con los tacones. Si los llevaba, era porque necesitaba …
Piel manchada de tinta
Tu piel me sabe a la tinta que pierde mi pluma emborronando folios en blanco, a palabras tachadas porque ninguna es capaz de describir lo que yo veo en tu mirada. Tu piel está marcada por la tinta de lo que intento escribir, y no me sale. Luego va mi lengua a borrar esas señales… ¿Te ha gustado este relato? …
Mañanas de Sábado
Lo bueno de despertar un sábado es que no hay prisas; no hay que enfocar la vista al despertador intentando averiguar la hora, y no hay que estresarse cuando la luz que entra por la ventana te dice que es más tarde de lo que imaginas. Lo bueno de los sábados es que puedo girarme y encontrar tu cuerpo a …
Recuerda
Recuerda que cuando meto mi cuerpo entre las sábanas son ellas las que disfrutan de la calidez, y no tus manos si te encuentras lejos. Recuerda que es la almohada la que recoge mi cabeza y acuna con tibieza las enredo as de mis cabellos, y no el hueco de tu hombro si no ocupas tu lugar a mi lado. …
Las sombras de tu cara
Siempre nos parábamos bajo la misma farola. De forja negra, oxidada en algunos puntos, con uno de los cuatro cristales hecho añicos por alguna piedra malintencionada… Conocía las sombras que dibujaba en tu rostro, y tú conocías bien las que dibujaba en el mío. Aprendimos a seguir los senderos de esas luces y sombras con la yema de los dedos, …
Escalofrío
Seca la saliva que he dejado en el descenso desde tu nuca a la curva donde termina tu espalda. Cubre la piel que se erizó con el calor de mi lengua y el aire cálido que se escapaba de mi boca en el camino de bajada. Recompón tu imagen, que parezca que no sientes nada… Pero no me mientas. No …
Finales… con perdices
Y no… ella no pudo comer perdices. Es complicado llevarte ese manjar a la boca cuando el animal se empeña en permanecer vivo y picotearte las manos al tratar de desplumarlo. Los finales felices a veces no existen, y sabía que si lograba retorcerle el pescuezo al orgulloso ave cocinaría la carne para que se la comiera el capullo con …
Protagonista en una peli mala
¡Y pensar que siempre me había reído de la protagonista de una película mala, que siempre caía al suelo cuando el asesino la perseguía en el bosque con el cuchillo en la mano! A mí se me cayó el móvil mil veces cuando encontré a mi marido colgado, con esa horrible soga al cuello. Tardé lo que me pareció un …