Recuerda que cuando meto mi cuerpo entre las sábanas son ellas las que disfrutan de la calidez, y no tus manos si te encuentras lejos. Recuerda que es la almohada la que recoge mi cabeza y acuna con tibieza las enredo as de mis cabellos, y no el hueco de tu hombro si no ocupas tu lugar a mi lado. …
Las sombras de tu cara
Siempre nos parábamos bajo la misma farola. De forja negra, oxidada en algunos puntos, con uno de los cuatro cristales hecho añicos por alguna piedra malintencionada… Conocía las sombras que dibujaba en tu rostro, y tú conocías bien las que dibujaba en el mío. Aprendimos a seguir los senderos de esas luces y sombras con la yema de los dedos, …