Deja que ahora te mienta… lo necesito. Mi cuerpo me pide otra cosa, pero mi mente no le va a dar tregua. Te voy a mentir, que lo sepas, y decirte que no siento nada al pensarte… O tal vez te diga todo lo contrario, y te diga que te amo. ¿Quién sabe? Soy mala. Te miento siempre, o tal …
Mi porteño
Mírame a los ojos y quémate en sus llamas. Estoy prendida de deseo, encelada. Estoy llena y vacía. Liviana. Loca y cuerda… Pero sobre todo… excitada… Mira como cruzo las piernas. Desea tocarlas; allí quiero tus manos, allí necesito tus dedos, en la unión de los muslos con las nalgas, donde la curva se vuelve deseo y el deseo prende …
Tu querida…
Rozar tu piel apenas con la yema del dedo… y sentir que se aleja tu espalda. Un suspiro mío… uno tuyo… No me dejas acercarme, no me dejas alejarme. ¡Maldito seas mil veces por convertir mi vida en el juego loco en el que se ha transformado! Desearte y no poder siquiera imaginar cómo sería estar, por un solo minuto, …
Donde tus deseos me lleven
Morirme entre tus dedos, que arañando la cordura, me invitan al desmayo. Morirme entre tus labios que me deleitan con el hambre de un buen amante, atento y entregado. Rendirme por la necesidad de rendirme, sin importar las consecuencias. Caer en la inconsciencia del abandono del propio cuerpo, desear perder la piel a tiras bajo tu hechizo maldito… Arquearse mi …
Maldita tela…
La tira del vestido, que hace un momento se adhería al hombro, ha dejado de hacerlo. Se me hace la boca agua… Tu piel, antes cubierta sin remedio, ahora se muestra un poquito más accesible, menos rígida, más ofrecida. Ese hombro que insinúa que solo un poco de ayuda puede propiciarme el mayor de los placeres… Una clavícula, un pecho, …
Fundirme…
Aliento contenido, temblar de miembros. La exquisitez de saberse dueña de la saliva que ahora recorre mi piel, al menos en ese único instante, en el que tus labios adoran los pliegues, las montañas, los valles… Mi cuerpo rendido al tuyo, mis ojos cerrados, entregada. Deleitarme con mis propios gemidos, regalándome a mí misma los sonidos que despiertan los placeres …
Te deseo…
Ojalá pudiera abrazarte fuerte para quitarte esa inseguridad tan aplastante que siento en tus palabras. Ojalá mis labios se pudieran fundir con los tuyos para que respiraras el aliento que exhalo. Ojalá poder poner la mano allí donde late tu rabia y sentirte fuego y brasas. Ojalá… Ojalá… Desesperado te siento, amante mío… Tuya la ansiedad que hago mía, tuyo …
Hoy sí, así lo quiero…
Te voy a decir algo… y no rías. Sé que no lo esperas, ni yo misma lo sabía. Esta noche, solo por esta noche… quiero que me ames… Túmbame en la cama boca arriba y adora mi imagen vestida en satén negro. Camisón, braguitas, sostén y medias, lencería fina… Rematando mis pies, unas pequeñas zapatillas con pompones suaves en el …
Abandonarse a tu polla
Tu verga en mi sexo… ¿Cómo ha llegado ahí? ¿Cómo me abandoné tanto a tus manos que ahora estoy ensartada en ese mástil duro contra la pared de tu casa? Gimo y no sé cómo ha sido… Jadeo y no recuerdo lo ocurrido. Solo sé que me arde la entrepierna, que tu carne latente me tiene loca y plena, suspendida …
Mis braguitas
Mis braguitas son blancas de encaje. Se ajustan a mi ingle con ribetes bordados, marcando mi vulva con total descaro. A la cadera apenas hay hilos que la sujeten a mi cuerpo. Fina prenda que enmarca mis nalgas redondas y prietas. Mis braguitas son de blonda negra. En realidad es un tanga que se escabulle en mi entrepierna y me …
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