¿Tu piel aún no lo entiende? Has hecho cincuenta y cuatro veces la maleta… y te la he deshecho cincuenta y cuatro. ¿No te dice eso algo… a estas alturas? No, tu piel no lo entiende. Me gusta deshacer tus maletas… Sé que tratas de borrarme todas las noches, cuando no regreso a casa de madrugada, mientras lloras y mojas las …
El lunar de mis besos
Recuerdo aún cuando en el colegio se reían de un lunar que tengo justo al inició de la mandíbula inferior, donde apenas faltan unos milímetros para llegar al lóbulo de la oreja. Era un lunar pequeñito, pero ninguna de mis amigas tenía uno a la vista, ni escondido tampoco, y les llamaba la atención que a mí, de pronto, me …
Encaje
Elegí el encaje pensando que le sentaría bien a mi piel. Me doy cuenta hoy de que lo compré pensando en que lo bien que desgarraría tus manos… ¿Te ha gustado este relato? Apúntate a mi lista de correo para que no te pierdas nunca ninguno. Te mandaré un relato inédito de regalo. * Campos requeridos: Dirección de correo Nombre …
Recordar que dormí entre tus brazos
Sentir tu piel pegada a mi espalda antes de recordar siquiera que anoche me dormí entre tus brazos. Eso es lo bueno que tiene despertar los sábados… ¿Te ha gustado este relato? Apúntate a mi lista de correo para que no te pierdas nunca ninguno. Te mandaré un relato inédito de regalo. * Campos requeridos: Dirección de correo Nombre Primer …
Chocolate para endulzar la lengua
Y aquí ando, con el sueño pegado a los ojos, los cabellos revueltos y la boca áspera por tu recuerdo. Prefiero desayunar de tus labios a pronunciar las palabras de despedida que tan mal me sientan al paladar. Prefiero que me despierten tus ojos clavados en los míos a una buena taza de café. El color negro del brebaje se …
Piel manchada de tinta
Tu piel me sabe a la tinta que pierde mi pluma emborronando folios en blanco, a palabras tachadas porque ninguna es capaz de describir lo que yo veo en tu mirada. Tu piel está marcada por la tinta de lo que intento escribir, y no me sale. Luego va mi lengua a borrar esas señales… ¿Te ha gustado este relato? …
Escalofrío
Seca la saliva que he dejado en el descenso desde tu nuca a la curva donde termina tu espalda. Cubre la piel que se erizó con el calor de mi lengua y el aire cálido que se escapaba de mi boca en el camino de bajada. Recompón tu imagen, que parezca que no sientes nada… Pero no me mientas. No …
El regalo que quiero hacerte
Y van a llegar otra vez las Navidades, y me dices que no necesitas ningún regalo. ¿Nada quieres? ¿Nada te vale? Menos mal que yo… me regalo entera. Soy un regalo. El mejor de todos. El que más ansías y añoras. Lo único que pides… Y lo más caro que puedo entregarte. Porque cada vez que llegas al aeropuerto …
Tu piel, mi fetiche
El perfecto acoplamiento entre los cuerpos, donde solo se distingue el inicio de uno con el término del otro por el color de la piel, me deja completamente perturbada. Me pediste que mirara, y eso hago. Y ahora no sé cuánto podré resistir sin sucumbir al deseo de unirme a completar el cuadro. Amigo perverso… no me vuelvas a pedir …
Maldita tela…
La tira del vestido, que hace un momento se adhería al hombro, ha dejado de hacerlo. Se me hace la boca agua… Tu piel, antes cubierta sin remedio, ahora se muestra un poquito más accesible, menos rígida, más ofrecida. Ese hombro que insinúa que solo un poco de ayuda puede propiciarme el mayor de los placeres… Una clavícula, un pecho, …
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