Y aquí ando, con el sueño pegado a los ojos, los cabellos revueltos y la boca áspera por tu recuerdo. Prefiero desayunar de tus labios a pronunciar las palabras de despedida que tan mal me sientan al paladar. Prefiero que me despierten tus ojos clavados en los míos a una buena taza de café. El color negro del brebaje se …
Volverán las ganas
Papeles revueltos sobre la mesa, desordenados, como mi cabeza. Muchas ideas para seguir trabajando, pero el temblor de mi mano me impide que coja la fuerzas para ponerme a ello. Me estremezco, y no es por el frío. Suspiro y cierro los ojos, alejando el hastío. Si tuviera tus manos sobre los hombros, guiando mis pasos, mi actitud sería diferente. …
Ganas de quererte
¿Y dónde dices que dejaste mis ganas de quererte? Vete a buscarlas, por favor. No me quiero ver un día más sin ellas. ¿Te ha gustado este relato? Apúntate a mi lista de correo para que no te pierdas nunca ninguno. Te mandaré un relato inédito de regalo. * Campos requeridos: Dirección de correo Nombre Primer Apellido
El largo de mi falda
El largo de mi falda indica siempre mi estado de ánimo, al igual que el tamaño de mis tacones… O lo hacía, hasta ahora. Siempre decía que si me maquillaba por la mañana era porque necesitaba reflejar un mejor rostro del que podía ofrecer de forma natural. Lo mismo me pasaba con los tacones. Si los llevaba, era porque necesitaba …
Piel manchada de tinta
Tu piel me sabe a la tinta que pierde mi pluma emborronando folios en blanco, a palabras tachadas porque ninguna es capaz de describir lo que yo veo en tu mirada. Tu piel está marcada por la tinta de lo que intento escribir, y no me sale. Luego va mi lengua a borrar esas señales… ¿Te ha gustado este relato? …
Mañanas de Sábado
Lo bueno de despertar un sábado es que no hay prisas; no hay que enfocar la vista al despertador intentando averiguar la hora, y no hay que estresarse cuando la luz que entra por la ventana te dice que es más tarde de lo que imaginas. Lo bueno de los sábados es que puedo girarme y encontrar tu cuerpo a …
Recuerda
Recuerda que cuando meto mi cuerpo entre las sábanas son ellas las que disfrutan de la calidez, y no tus manos si te encuentras lejos. Recuerda que es la almohada la que recoge mi cabeza y acuna con tibieza las enredo as de mis cabellos, y no el hueco de tu hombro si no ocupas tu lugar a mi lado. …
Las sombras de tu cara
Siempre nos parábamos bajo la misma farola. De forja negra, oxidada en algunos puntos, con uno de los cuatro cristales hecho añicos por alguna piedra malintencionada… Conocía las sombras que dibujaba en tu rostro, y tú conocías bien las que dibujaba en el mío. Aprendimos a seguir los senderos de esas luces y sombras con la yema de los dedos, …
Escalofrío
Seca la saliva que he dejado en el descenso desde tu nuca a la curva donde termina tu espalda. Cubre la piel que se erizó con el calor de mi lengua y el aire cálido que se escapaba de mi boca en el camino de bajada. Recompón tu imagen, que parezca que no sientes nada… Pero no me mientas. No …
La noche más larga
No quiero cerrar los ojos. Son las tres de la mañana y me estoy agotada. Siento que me abandonan las fuerzas tras las duras horas de parto, pero lo único que me resta es la espera. Si me quedo dormida su vida habrá acabado en un suspiro. En un pestañeo de mis párpados, en un tiempo que no podré recordar …